Se ve a un perro de tamaño medio, desde atrás, haciendo un agujero en el jardín.
A continuación, un niño de unos 10 años, pasea al perro por una urbanización. El perro encuentra una moneda y la recoge. El niño no lo advierte.
En la siguiente escena se ve al padre del niño, con el mismo perro, tomando algo en la barra de un bar. El perro ve otra moneda y también la recoge. De nuevo, nadie se da cuenta.
Más tarde, el mismo perro, en la casa de sus amos, husmea en los bolsillos de los pantalones que el padre de la familia ha dejado sobre la cama mientras la familia parece ocuparse de otros asuntos o no estar en casa.
Se ve, entonces, dónde esconde el perro las monedas que ha ido recolectando: en el agujero que hacía al comienzo.
En una nueva escena, la madre de la familia, manda a su hijo a pasear al perro y, de paso, comprar un poco de comida para este último. Hacen el camino jugando y contentos.
Cuando llegan a la tienda, el niño hace amago de coger un paquete de otra marca y el perro, con una mueca y gemido de tristeza e inconformismo, lo desaprueba. Finalmente, el niño elige un paquete de Eukanuba. Pero al ir a pagar no le llega el dinero.
Aparece sobre el mostrador la cabeza del perro empujando con el hocico las monedas que ha ido recolectando a lo largo del spot.
Cuando llegan a la tienda, el niño hace amago de coger un paquete de otra marca y el perro, con una mueca y gemido de tristeza e inconformismo, lo desaprueba. Finalmente, el niño elige un paquete de Eukanuba. Pero al ir a pagar no le llega el dinero.
Aparece sobre el mostrador la cabeza del perro empujando con el hocico las monedas que ha ido recolectando a lo largo del spot.
Ambos salen contentos y jugando del establecimiento.
Voz en off: "Te lo está pidiendo, dale Eukanuba".
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